Estabilidad Política

Se continuaron utilizando los mismos mecanismos de control que habían permitido avanzar hacia la estabilidad política, como ocurrió cuando los dirigentes del PRI colaboraron en la disolución del movimiento henriquista, o cuando el presidente removió a los gobernadores de Oaxaca, Yucatán y Guerrero, debido a que estos se oponían al cambio de gobierno. 

Durante la década de 1940, algunos grupos se separaron de las grandes centrales obreras y formaron organizaciones independientes (centrales de bolsillo). En vista de esto, el gobierno decidió crear una nueva confederación para incorporarlas —primero surgió la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y después el Bloque de Unidad Obrera (BUO)—.

Ante los conflictos laborales y las amenazas de huelga generales derivados de la devaluación de 1954, el Secretario de Trabajo, Adolfo López Mateos, llegó a un acuerdo con los demandantes, subiendo los salarios más de un 10%. Esto sirvió para contener las demandas obreras, a pesar de que el aumento no correspondía a la pérdida del poder adquisitivo.

Hacia la mitad de 1954, se sentaron las bases para un nuevo modelo de desarrollo y se consiguió una estabilidad política, que se evidenciaba en: la desintegración de la oposición henriquista, el control del PRI sobre las organizaciones populares, el apoyo de la élite política hacia el presidente, y el control de la inquietud obrera.